Los tiempos que vivíamos eran sumamente tristes, la tensión e impotencia se percibían en el ambiente, asfixiándonos lentamente a todos. Nos encontrábamos deprimidos por la extraña desaparición de Melisa, además de sentirnos demasiado inútiles, al no poder encontrarla y lo peor aun siendo seres sobrenaturales con sentidos muy desarrollados.
Como líder de la manada, ordene a todos descansar un poco, quería mucho a Melisa, pero mi prioridad era mi manada, y por lo tanto debía de ver por ella, con estos constantes desvelos estábamos mas sensibles a cualquier ataque que se nos viniera encima. Y como no, nuevamente Armando se negó a obedecer mis órdenes. Después de la misma disputa de siempre, el decidió continuar con la búsqueda y nuevamente, Susana como siempre, fue detrás de el apoyando sus locuras.
Entre en mi pequeña casa que rodeaba a la gran mansión, y me senté en mi viejo y cómodo sofá, cerrando los ojos e intentando relajarme un poco. Paz, necesitaba un poco de paz, algo que me relajara, un descanso, algo.
De pronto la puerta de la entrada comenzó a sonar. Abrí los ojos de golpe y emití un ligero gruñido de desacuerdo, justo cuando iba a descansar, no faltaba que alguien me molestara. Abrí la puerta de mal humor, y cuál fue mi sorpresa a encontrarme a media manada en la entrada. Todos detrás de Paula, la cual tenía una cara demasiado alegre diría yo para el cansancio que yo sabía que tenía. Suspire profundamente y abrí la puerta completamente para que pasaran, resignado ya a lo inevitable. Paula se sentó en el primer sillón que vio con sumo entusiasmo y su sequito de cómplices detrás de ella. ¿Pero que mas podía esperar de Jordán, Gabriel, Noah y Juliet?
-Habla.-Le dije a Paula que en el interior moría por comenzar a contarme su plan.
Y me temo que no debí de haber dicho eso. Pues en cuanto lo dije se soltó la bomba. Al parecer sus planes eran apagar un poco la tristeza que nos embargaba, para suplirla con un poco de alegría. Aligerar el ambiente y con qué mejor que con una fiesta. Pero no cualquier fiesta, si no con una de disfraces. Después de todo, estábamos en octubre y Halloween, llegaría en unos cuantos días…
POV Paula
Todos estábamos tristes, claro, todos a excepción de Susana y su pequeño hermano engendro. Cada vez podía menos con esto, antes nuestras vidas eran paz y alegría y de un momento a otro todo se derrumbo llevándonos a lo que ahora vivíamos. ¿En qué momento nuestra burbuja se rompió y se había transformado en esta terrible pesadilla? O cierto, claro, todo se vino abajo justo el día en el que Susana se atrevió a engatusar a Armando, todos dirán que no fue así, pero yo sabía que así había sido ella. Tal vez sea paranoia, tal vez no. Además Armando no estaba libre de toda culpa, sabía que no mentía con su versión de los hechos, claramente había visto la misma escena repetirse en su mente una y otra vez la misma escena, dañándose así mismo en símbolo tonto y masoquista, repitiéndose e hiriéndose así mismo, claro, esto siempre lo hacía cuando Susana no estaba, por el temor a que ella se sintiera culpable, aunque de todas formas culpable ya era ante mis ojos.
Estaba tomada de la mano con Gabriel, ambos rumbo a nuestra cabaña, la verdad es que Gabriel era mi confort en estos tiempos, mi luz en medio de la obscuridad, mi todo. Me dio un ligero beso en la mejilla sacándome de mis pensamientos, lo mire de inmediato perdiéndome en su bella mirada y nuevamente esa sensación invadió mi pecho, era increíble que a pesar de los años que ya llevábamos juntos no me hubiera acostumbrado a esto, pero la imprimación era así, sorprendiéndote a cada instante de la vida.
-¿En qué piensas tanto que te olvidas de mi?-Me pregunto haciendo un ligero puchero en su bello rostro.
Sonreí sin poder evitarlo, como ya lo he dicho, el alegraba mis días y esto era la constatación de ello.
-Parece que alguien esta celosito.-Dije jugueteando con mi dedo frente a su naricita.
-Si, soy muy celoso. Del aire que respiras, de los ojos que te miran, de los labios que te besen, de todo lo que te rodee, de…
Sin poder evitarlo lo calle con un beso, lo amaba, lo amaba más que a mi vida propia.
-En primera, Don Celos. No entiendo porque le tienes celos al aire, si tu eres el aire que respiro, no entiendo porque le tienes celos a los ojos, si mis ojos lo único que miran es a ti, y no entiendo porque celas los labios, si los tuyos son los únicos que han besado los míos. Te amo… Te amo… Te amo...
Y sin poder evitarlo, en cada Te amo, bese sus labios. Lo amaba, lo amaba más que a nada y nadie. Ambos nos sentamos debajo de un árbol y nos dedicamos a observarnos y a adorarnos con la mirada, no necesitaba ver a nadie más para sentirme en la gloria, al poco tiempo comencé a verlo con toda la ternura y amor que le tenía. Después de un largo momento, se recostó en el árbol y yo sobre su pecho y me dedique simplemente a escuchar el latido de su corazón que producía un poco de música al estar en sintonía con el mío, todo era maravilloso.
Comencé a perderme entre la inconsciencia. Aunque no pude dormirme del todo, pues otra parte en mi cabeza buscaba una solución para todo esto, o por lo menos aligerar la carga. Fiesta. Eso era lo único que venía a mi mente siempre que intentaba buscar una forma de mejorar un poco las cosas. Pero no podía ser una fiesta cualquiera, debía de ser algo sensacional, algo que realmente lograra hacerlos olvidar un poco la situación en la cual nos encontrábamos actualmente, pero al parecer mi mente no estaba muy dispuesta a colaborar. De pronto comencé a sentir unos ligeros roces en mi rostro, unos agradables y cariñosos roces, e instintivamente comencé a abrir los ojos lentamente, para encontrarme con la dulce mirada de Gabriel, mirándome como solo el sabia hacerlo.
-Lo siento.-Dijo dándome un pequeño beso en los labios.-No pude evitar tocarte para comprobar nuevamente si eras real, a veces me cuesta creer que realmente seas completamente mía. Además, cuando duermes, pareces un precioso ángel descansando…
Ángel, el era mi ángel. Un momento, ángel, diablos, brujas, duendes, DISFRACES. Ese era el tema perfecto para la fiesta. Rápidamente me reacomode asustándolo un poco por ello.
-¿Qué sucede?
-¿En qué mes estamos, Gabriel?
-Octubre… ¿Qué estas tramando, pequeña traviesa?
-Perfecto, esto no puede ser mejor.-Dije mientras me reincorporaba y sacudía un poco la tierra.-Pero tenemos que avisarle a todos, pronto ven. Eres un genio, amor. Vamos.
POV Gabriel.
Amaba a Paula más que a nada, pero en ocasiones, me costaba mucho seguirle el paso, era demasiado para mi, aunque sin duda alguna, yo la seguiría hasta la muerte. Este era uno de esos momentos en los que sentía que me perdía de algo, pero no quedaba más remedio que seguirla. Me pare rápidamente y corrí detrás de ella rumbo a la cabaña de Jordán y Amy, tal vez ahí averiguaría que se tramaba entre manos.
Al escuchar su plan, no dude ni un momento en apoyarla. Eso era lo que necesitábamos todos, y Amy como siempre, apoyo a Paula. Jordán no se negó, pero a pesar de ser tan fiestero, realmente lo dudo por unos momentos. Después nos dirigimos a contarle nuestro plan a Juliet y Noah, debíamos reunir refuerzos para convencer a Aron si en dado caso se oponía.
Después de haberlos convencido a ellos también, nos dirigimos hacia Aron. Realmente todos habíamos pensado que él se opondría, pero la vida está llena de sorpresas, tal y como en esta ocasión, pues tan rápido como le contamos el plan acepto sin ninguna traba. Ahora Amy y Paula se encargarían de todo. Sin duda alguna, un dúo dinámico, solo espero que no nos arrepintamos de esto, después de todo, con Paula nunca se sabe, solo esperaba que no se sobrepasaran con ello, pues ambas siempre solían excederse un poco con sus planes…
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